Antes, la participación era accesible: cuotas bajas, logística sencilla y menos barreras. Sin embargo, con el tiempo, los costos han aumentado, las condiciones se han vuelto más exigentes y los proyectos pequeños hemos sido desplazados por iniciativas con mayor facturación.
Este cambio ha convertido las ferias en espacios más comerciales y menos diversos, dejando afuera a quienes promovemos el acceso a la lectura con precios asequibles. Además, las trabas burocráticas de iniciativas gubernamentales complican aún más nuestra presencia.
Es crucial apoyar proyectos alternativos y fomentar espacios para el libro usado. ¿Qué opinas? ¿Te gustaría ver más libros leídos en estos eventos? 📖✨
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